Pasé ayer tantas horas en MS DOS que no podía pensar en otra cosa que no fuera sexo o chistes de ewoks. Hasta cuatro veces formateé mi ordenador. Una por año que he pasado sin hacerlo, y todo sin pasar por la casilla de salida y sin cobrar dosmil, vamos que mi XP y yo estamos con una mano delante y otra detrás, sin el Photoshop, mis trabajos o mis favoritos. He crecido lo menos 3 centímetros de puro libre y la lista del emule a la mierda. Y sí, esta vez se acabaron los tapices de escritorio, los iconos personalizados y las chuminadas, lo único mis cursores, que me quitan la tortícolis.
Pero qué bien.