Anoche fui al cine a Méndez Álvaro a ver una peli absolutamente irrelevante (aunque quizá si menciono que los actores podrían ser sustituidos por pececitos sin más consecuencias que una consistente ganancia de colorido, ya sepáis de qué peli estoy hablando. Y mira que he amado a Ewan).

El caso es que partí pizpireta a media tarde a comprar las entradas para la sesión de 10...
[...]
...y ahí estaba yo a las 9:55 acuclillada en la acera y vaciando mi bolso en el suelo con la certeza de estar a punto de convertirme en la primera persona que conozco lo suficientemente gilipollas como para haber perdido una de las entradas un par de horas antes al ir a sacar el carnet de la biblioteca.
Efectivamente soy así de gilipollas, lo que no hace que la historia acabe mal. Esta es una historia como las de antes, tipo Capra o Rita Irasema, en la que la moza de las taquillas con su cucurucho de hada en la coronilla y su pelo grasiento, me firma el justificante que evita que pague el doble de dinero por semejante MIERDA.

Y colorín colorado todos felices. Yo he recuperado mi fe en la humanidad y esa becaria de ángel debe estar continuando la carrera por la adquisición de sus alas en algún otro lugar (presumiblemente más amplio que un cubículo de un metro cuadrado. Y mejor ventilado).

Aquí mi moleskine, retratada en una lucha sin igual contra los elementos (mi scannersito se puso pelusón de la digicam y se negó a reconocer su software).

Tema: Dios, la familia, mi familia (vinieron a madrí, todo el findesemana entre nosotros, reivindicando, entre nosotros. Y con payasos.)

No hará falta decir que no soy una mujer trabajadora, que yo actualizo esto una vez al mes y gracias; que no busco cosas chulas en mi frenético día a día para restregaros por la cara y que reventéis de envidia y excitación. Eso es porque os quiero. Y por eso mismo no seré yo la que continúe aquí emitiendo en mono; comentarios para todos, que ya bastante pajero es pasar tanto rato delante de estas lindas 19 pulgadas (y confieso con un delicado rubor que lo primero que hice tras formatear mi pc fue instalar mis propios punteros de ratón) como para encima hacerlo para la nada.
El tiempo del duelo ha pasado: adiós enetation, hola haloscan.

El tiempo pasa... y no vuelve. No vuelve, no, a lo tonto llevo como mil días sin mi asistente de comentarios, snif; que me ha dado tiempo a ir y a volver, a formatear mi maltrecho PC y a sangrar por las veleidades vacacionales de mi módem alemán. Si es que se me desconfigura, oiga. ENETATION VUELVEEEEEE!!

Y lo de arriba es el motivo por el que tanto me han preguntado que impide que abandone la facultad de una vez dejando paso a las nuevas generaciones ¿quién saldría de este paraje viéndose rodeado de tan fragantes praderas e impetuosos glaciares? Desde aquí, con los sanotes y fediondos muchachos de INEF a mi diestra y el gobierno de la nación todo siniestro TODO SE SIENTE MÁS CLARO. Ea, con todos los parámetros controlaos.

Para los que ya habéis estado allí algún día os desvelaré el secreto de mi desayuno.