sábado, julio 31, 2004

Últimamente tengo cuerpo de canción. Y por un momento creí que iba a tener que escribirla yo misma. Afortunadamente siempre quedará Niño Gusano para los que no hemos llegado aún a la madurez de los Planetas o de Astrud o de Pimpinela que viven cantándole a un amor cabrón (viajo muy ligero, pero no estoy orgullosa).
Todavía quedan canciones para nosotros, las víctimas del catorceañerismo lloriqueante:

Ángel Guardia

Del sombrero de copa salí,
a ese lugar yo quiero ir a vivir,
¿no ves que allí no necesito mapas?
Todas las palabras olvidé,
en estuches a medida los guardé,
se habla mejor con la boca cerrada.
Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.
Iré hasta las puertas del borrador
el señor Tragalotodo me abrirá:
"no habrá visitas en tu nueva casa".
Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.
Y la mujer policía me acompañará a mi domicilio ideal.
Y mi Ángel Guardia será el truco definitivo
para pasar un año sin parar de reír.
¡Qué bien sabe no existir!
Y la familia de mi familia
invitará al hijo suplente a cenar.
Y mi Ángel Guardia quemará todas las pruebas
que demuestren que un día estuve allí.
¡Qué bien sabe no existir!

jueves, julio 22, 2004

Simón dice que quien no tenga la hora del día en la que el cielo está en el PANTONE 225-1 CVS (azul cobalto brillante según el estándar de Faber-Castell) y las farolas son azafraneras (amarillo canario para Faber- Castell) y por debajo te llegan plakaplakas del verde de la hierba (verde musgo según F.C.) registrada en el top 2 de cosas mejores que comer con los dedos es que no tiene ni pajolera idea y merece la muerte.
Simón dice también que como te enfrentes a semejante espectáculo borracha se te caen las bragas, directamente. O eso o acabas cantando a Los Panchos a pleno pulmón Castellana abajo.

Y no sé vosotros, pero después de este post yo noto clarísimamente cómo poco a poco me voy haciendo mujer y me preocupo por el lado lírico de la vida. Pero son las rebajas, me encanta que salgan bien.



miércoles, julio 21, 2004

No sé si es el calor (mierda de tanteos los de blogger, añado) o los logros de las rebajas en mi autoestima (a partir de ahora subestima, para ganar tiempo  ¿Cómo diantre me voy a sentir especial si les queda ropa de todas las tallas menos de la mía?), pero estoy francamente enojada y con ganas de gritar mucho y de partirle el cuello a la gente con la que me cruzo por la calle con gráciles molinetes de paraguas (premio que se merecen sin lugar a dudas desde la semana pasada, cuando lo del incendio, que quedarse como un pasmarote mirando una columna de humo no ya desde la distancia mínima de seguridad sino desde el otro lado del Retiro es de premio gordo con astillitas bajo las uñas). Una caca.
Y tampoco hay que leerse Miedo a volar porque es como un número muy atrasado de la Cosmopolitan con Bridget Jones de protagonista; ni ver Spiderman 2 porque para ver seres atormentados por demonios internos, secretos y dudas ya tenemos a Frodo, Hamlet, Tanis o incluso nosotros mismos en un momento dado (ay, cuánta razón tenías Salto, ni pa incondicionales ni ná) y encima con argumento. Y sobre todo, cuando un gotiquillo subnormal os pida perdón por existir jamás le digais que tienen más culpa sus padres que él porque será utilizado en vuestra contra y todos los días llamará con tono casual para que lo celebréis con él.
Pero vaya, que todavía no creo que tengáis la culpa de la rabia que me dais. Ni siquiera salgo con paraguas a la calle. Un besito.



miércoles, julio 14, 2004

Anoche vino a verme el fantasma de las navidades pasadas. Un poco tarde, ya sé, pero en los últimos tiempos mi abuela andaba algo desorientada y dudo que la muerte haga mucho por mejorar la percepción espacio-temporal.
El caso es que vino, me dejó su mensaje y se fue.
Siguiendo la tradición familiar el mensaje era un digno ¿representante? ¿cohabitante? de los escatohaikus: "haz todo lo contrario a lo que deseas". Quienes me conocen saben que es un buen consejo para mí. Y qué coño, me alegré tanto de ver a la abuela que casi lo sigo. Casi. Entonces me acordé de Dickens y de Bill Murray. Y de toda la imaginería familiar. Aún me quedan dos fantasmas y no les voy a dejar entre bastidores, maquillados y con su texto en la punta de la lengua.
Y pienso que es triste que a mis 26 años no sepa jugar al poker. Una gran pérdida.

viernes, julio 09, 2004

Como colibríes dije que eran los mosquitos de mi casa, y no debe ser porque aún no he visto ninguno en toda la semana que llevan masacrándome. Tenía un plan que consistía en encerrarlos a todos en casa y darles un buen baño de Raid, pero es un poco fracaso porque no parece que les haya preocupado mucho, aunque bien es verdad que gracias a eso he dormido sorprendentemente bien.
Aún así no desespero, sin renegar de mi primer plan y sus inesperados y gratos resultados todavía me queda el plan B u opción Jesucristo: “tomad y comed todos de mí hijos de puta, hasta que reventéis”. Puede que mueran, puede que me convierta en el local de moda de la temporada... ¡¡es taaan excitante estar viva!!

domingo, julio 04, 2004

Es la vergüenza la que me impide entrar aquí todos los días a seguir llenándolo todo de mocos, por eso callo. Por eso y porque el calor que genera la máquina ésta no me da nada de gusto a estas alturas. Pero como ahora, al igual que los niños y los viejos, estoy hecha una braga absolutamente imposibilitada para dar tres pasos sin que los calambres me tiren al suelo, pos aquí estoy: lista para asépticos análisis del mundo que me rodea, de temas de rabiosa actualidad como la anorexia (pues no en vano las e-patrullas del saber estar descubren periódicamente la existencia de esas cosas llamadas webs proana).
O más bien no, que la exhaustividad no es lo mío, y menos con este calor, lo que pasa es que se me ocurre que si una niña de 12 años deja de comer no es precisamente para parecerse a Paula sino para todo lo contrario, porque es consciente de la carga erótica de una niña con tetas peinando a una barbie y escoge la opción santa Teresa de la autolesión, que ya va siendo hora de que ese tirano que exige en el momento más inoportuno comida, siestas y sexo se entere de quién manda. Y si por el camino se encuentra con Dios y echa una charlita pues mejor que mejor.
Categoría aparte son las niñas de 3 años con bikini, melody y las aspirantes a miss américa junior, que son muy graciosas pero no las entendemos, de ninguna de las maneras, aunque nos aburren mucho menos que las otras, y eso es bueno.

Como cosa buena en la primera categoría está la garantía de 24 horas al día de iluminación y aquello de la sublimación, a lo bestia oye.
Lo guay de la segunda, aparte de la ropa, es que puedes permitirte escarceos con la bulimia, que tú no estás en ningún puto valle de lágrimas.
Lo malo de ambas es lo de los cambios de humor, pero no pasa nada, seguro que con tenacidad y la certeza de que las emociones si no son extremas no vale la pena tenerlas saldrás adelante con cierta solvencia, y si no da lo mismo, que una vida larga sólo es garantía de decadencia ¿no?.

Ya está, la próxima de cal. Y si alguien vuelve a verme escribir algo así que me parta la cara, que yo sólo quería hacer un comentario ligero y tontorrón, como los de la hora del aperitivo, no un alegato sarcástico que no sé a favor o en contra de qué está.