miércoles, diciembre 29, 2004

Había en mi facultad un tipo interesante. Le gustaban los cómics, llevaba siempre un guardapolvos negro que bien podría ser una gabardina (pero que si lo fuera no podría usar la palabra); y además era la única persona que conozco capaz de usar papel con dibujo de mármol para esbozar señores en pelotas.
Todas estas cualidades, aunque lo convertían en el compañero perfecto, perdieron todo valor cuando un día, al marcharse para casa se despidió largándome un “Que Seas Feliz” que no sé, quizá era que estaba anocheciendo y eso quieras que no le da un aire bastante siniestro a todo lo que se hace en ese bendito edificio; pero que me dejó el alma temblando. Es como follarte a alguien y despedirle con un “cuídate”. Da mal rollo, mucho. Además es prácticamente imposible no pensar que va con segundas.
Por eso, niños, os digo “¡¡nunca nunca le deseéis a nadie felicidad!!”; “jooo, pero es que es taaaan bonito manifestar buen rollo...!!” podéis argumentar, Y CLARO QUE SÍ, PARA ESO ESTÁ LA NAVIDAD, PARA ESO Y PARA PROVOCAR SITUACIONES COMO LA QUE SIGUE:

Maite: ¡feliz navidad!!
Miriam: o mejor no.
Maite: vale, pues que te jodan.


El resto del año si queréis demostrar buen rollo podéis hacerlo pegando lametones en los mofletes. Sólo a la gente que sepáis que va a apreciarlo de verdad. A ellos y a Miriam.

Última hora: me dicen que al selfmade man de la gabardina habiéndole sido revelada su misión en esta vida, se la cuenta gustoso a quien quiera escucharle: Hacer Felices a las Mujeres, ahí es ná. Un tipo interesante, ya lo decía yo.