Esto va a ser seguramente muy corto. Estoy un poco borracha y un bastante consternada. Y comiendo queso con galletas.
Hoy una cosa rubia y con perilla ha flirteado conmigo. Y yo como soy tremendamente cortés he contestado a sus estupideces. Estoy hablando en serio, no me quiero hacer la resabiada-amargada, creo que no habría motivos para ello. Luego me ha pedido mi nombre y yo no se lo he querido dar porque de haberlo hecho seguro que habría seguido estupideando, y seré una cagona que no gruñe a cada desconocido que se encuentra, pero esas cosas me dan fatiga. Ha sido en ese punto cuando me ha dicho que le he decepcionado-creí-que-ibas-a-ser-una-tía-interesante.
Y yo me cago en casi todo.
A alguien así se le pueden decir mogollón de cosas chulas y yo no lo he hecho; le he sonreído y le he llamado borracho porque todos sabemos que soy una tartaja de mierda y meterme en filigranas es contraproducente.
¿Debería importarme? no, pero es la única cosa que me ha pasado después del último mes de convalecencia y me aturullan las novedades, ¿debería sugerirle que perdiese el tiempo con insectos de su clase? ..., debería buscarme un logopeda. Por otra parte seguro que si el mesenyer estuviera más poblado a estas horas, no postearía estas cochinadas.