domingo, julio 04, 2004

Es la vergüenza la que me impide entrar aquí todos los días a seguir llenándolo todo de mocos, por eso callo. Por eso y porque el calor que genera la máquina ésta no me da nada de gusto a estas alturas. Pero como ahora, al igual que los niños y los viejos, estoy hecha una braga absolutamente imposibilitada para dar tres pasos sin que los calambres me tiren al suelo, pos aquí estoy: lista para asépticos análisis del mundo que me rodea, de temas de rabiosa actualidad como la anorexia (pues no en vano las e-patrullas del saber estar descubren periódicamente la existencia de esas cosas llamadas webs proana).
O más bien no, que la exhaustividad no es lo mío, y menos con este calor, lo que pasa es que se me ocurre que si una niña de 12 años deja de comer no es precisamente para parecerse a Paula sino para todo lo contrario, porque es consciente de la carga erótica de una niña con tetas peinando a una barbie y escoge la opción santa Teresa de la autolesión, que ya va siendo hora de que ese tirano que exige en el momento más inoportuno comida, siestas y sexo se entere de quién manda. Y si por el camino se encuentra con Dios y echa una charlita pues mejor que mejor.
Categoría aparte son las niñas de 3 años con bikini, melody y las aspirantes a miss américa junior, que son muy graciosas pero no las entendemos, de ninguna de las maneras, aunque nos aburren mucho menos que las otras, y eso es bueno.

Como cosa buena en la primera categoría está la garantía de 24 horas al día de iluminación y aquello de la sublimación, a lo bestia oye.
Lo guay de la segunda, aparte de la ropa, es que puedes permitirte escarceos con la bulimia, que tú no estás en ningún puto valle de lágrimas.
Lo malo de ambas es lo de los cambios de humor, pero no pasa nada, seguro que con tenacidad y la certeza de que las emociones si no son extremas no vale la pena tenerlas saldrás adelante con cierta solvencia, y si no da lo mismo, que una vida larga sólo es garantía de decadencia ¿no?.

Ya está, la próxima de cal. Y si alguien vuelve a verme escribir algo así que me parta la cara, que yo sólo quería hacer un comentario ligero y tontorrón, como los de la hora del aperitivo, no un alegato sarcástico que no sé a favor o en contra de qué está.