Sin memoria las cosas serían bastante más fáciles. De hecho yo solía ser así, los mohines de indiferencia me quedaban logradísimos; así la perdí, vaya. Y cuando crees que ya está todo logrado, recuerdas una fecha, una nadería, un cumpleaños. ¿que la podrías olvidar? Por supuesto, para eso están los desayunos: 20 minutos analizando la frase 44% de azúcares por cada 60% de albaricoque es casi garantía de éxito. Casi.
Afortunadamente, si no funciona, aún puedes recurrir a una concentración estudiantil rayana con el 100% (mentira podrida, mi máximo es el 40%), o intentar recordar el propietario de ese número de teléfono que no para de matraquearte en la cabeza (para luego descubrir que es tu DNI).
Pero ni así, oye. Al final todo el día mirando al suelo con aire de genio distraído (que no es por fardar pero cada día me sale mejor), porque ¿con qué cara felicitas el cumpleaños a alguien que no cree en la felicidad?
Y para quien sí crea y tenga ganas de cine El señor Ibrahim y las flores del corán, que es rebonita.
**mis agradecimientos a blogger por joderme una vez más el template taponándole la cabecera. ¡quiero mis hemorroides sangrantes de regreso, ya!!!