lunes, enero 12, 2004

Este fin de semana me lo he pasado casi todo descubriendo cosas nuevas, y sin moverme de casa ni nada. Montones de blogs y tonteridas internéticas que aunque me han comprado para su causa y me van a tener como un clavito ahí todas las semanas a ver que es lo que se cuece pues no las voy a decir de puro malas que son (y porque si he caído yo, lo asumo: mártir por mí y por todos mis compañeros). Y tirada como una perra esto es lo que pensé:

Uno, que el corazón se me llena de gozo al ver discursos perfectamente limpios, planchados y almidonados. Y empuñado a mala hostia (que no leche) contra el mundo para salvarlo (al mundo y a todos sus habitantes).

Dos, que esto no se cumple siempre. Algunas gentes subversivas para despertar conciencias y pinchotear almas entumecidas van cambiando de bando. Los muy putas. Pero los más más son los que niegan su labor filantrópica y afirman que lo hacen por choteo o porque no dan para más. Tremendos.

Y las dos actitudes me seducen a partes iguales. Con su dignidad, su conciencia social. Su elevación supraterrenal. Todos con su cuidado por las apariencias, por que no se les vea la costura de todas las cositas esas que piensan ni las anotaciones a lápiz. Y parece que están por todas partes, que son unos artistas y es lo que toca.
Pero luego lees tonterías, entrevistas o cuestionarios y no son pocos los pájaros que están deseando responder en la pregunta que sea que las apariencias no lo son todo para dejar entrever que en realidad son algo más que unos caguetas, que tienen algo salvaje. Pero esos son unos roñas y lo único que quieren es que no les obliguen a quitarse el pirsin cuando despachan en el Bocatta (es que leo revistas de tendencias, pero me da que de aquí a un par de meses me paso a las fotonovelas, que son lo mismo pero en un papel de gramaje cochino francamente más barato).

Y que no sé lo que iba a decir. Que creo en la obligación de aparentar lo que se es. Que si no es un rollo, y me lío. Y que para jugar al pero que mestájcontando ya están los carnavales y los robots de cocina.