Doctor, doctor, a veces sueño que estoy tranquilamente espanzurrada en mi tumbona viéndolas venir, y vienen. Me llega Dios todo serio y me coloca las llaves de la Tierra en la mano.
Y cuando me estoy llenando de orgullo sintiéndome cual Pantoja con las llaves de Marbella me dice:
"Hala mona, pasado mañana a las tres de la tarde se acaba el mundo y no queremos dejarlo todo desordenado ¿verdad que no?"
(El desconcierto me impide articular palabra).
"Así que deja todo lo que estás haciendo porque para lo que te va a valer pues mejor no te gastas y vete poniendo las sillas encima de las mesas y apagando las luces. Y cierra bien las puertas al salir ¿sí?".
Y después nada, la noche entera haciendo de bedel. Y todos mis sueños de SuperPrima desfaciendo entuertos a la mierda, como mi hamaca.
Y la gente que conozco sueña que salva el mundo ¿verdad que soy original?. Es mi espíritu de funcionaria, que me puede.