domingo, octubre 12, 2003

Hace tiempo tuve ocasión de participar en una conversación en la que aparte de otros datos que no vienen al caso una amiga aportó la frase Virginidad de Beso, así, con dos cojones.

Tardé semanas en reponerme, porque no sabía si echar la culpa a la Iglesia o al clima, y cuando empecé a superarlo pensé que ciertamente tenía importancia eso de no ningunear etapas o acontecimientos vitales o cosas de esas, pero que ya puestos, habría que darle más impulso, una vuelta a las tradiciones sin paliativos: Ceremonias sangrientas y/o ropas elegantes, con acompañamiento de un expectante público y algunos timbaleros serían parte del proceso, pero que quede claro que aquí todo es importante, y que mejor hombros sucios que encogidos (SiniestroTotal dixit). Y ostracismo para los que no esperen su turno ceremonial.
Y eso, que con semejante festival, nos sentiríamos tós mucho más implicados con el grupo, y más seguros de nuestra posición y tal. Y a los raritos a correrlos a hostias, que ahora pues es una pena porque los pobres lo que tienen es que no saben lo que se espera de ellos, pero si cuando lo dejemos claro persisten, es que son unos desviaos y necesitan escarmiento.

Y al final de todo de lo que me di cuenta es de que lo que verdaderamente necesitaba era cambiar de amigos. Lo hice. Ahora voy a bares mazo de guays y la gente dice cosas tan chulas como ésta. Viva la mortadela.