MI VECINO EL MARTILLO NEUMÁTICO... ha montado una especie de centro de día al que van unos señores con tics la mar de raros, aunque no estoy segura de que les ayude en nada porque han pasado tres meses y aún me siguen llamando rubia (¿...?) cuando nos cruzamos. Eso sí, ahora lo dicen con el más genuino acento de Lavapiés, no con ese deje árabe que tenían antes.
O sea que al final va a resultar que esos tíos no son raros y no es un centro de día, aunque el caso es que estoy casi segura de que academia de idiomas tampoco es, porque se montan unas fiestas todos los días de tiembla el mundo.
Y ya, que no voy a seguir echando tonterías al cocido porque lo único de lo que me quería quejar es del patrocinador de este festival, porque estoy segura de que no le obligan a comprar la casa, y digo yo que si le gustaba tan rematadamente poco a lo mejor le salía más a cuenta partir de cero o algo, como Felipe; porque me da que este va a estar intentando meter 7 habitaciones y 5 cuartos de baño en una casa como la mía y no. No de no.
Si es que es un gilipollas. (Y aquí va surgiendo el verdadero talante del blog, esto es, pa llenarme la boca de amor al prójimo).