miércoles, septiembre 24, 2003

A ver, he estado hablando con Sofía sobre la diferencia entre expresión y comunicación. Es que acabábamos de tragarnos una hora y media de anuncios del Festival Iberoamericano de Publicidad y estábamos así de chulas y de didácticas y eso.
Si lo contase ella diría que estuvo aguantando una pataleta mía sobre lo aburridiiiiisimo que es molestarse en dar sentido a la primera tontería inconexa que se te ocurra (o a la que se haya quedado a vivir en tu cabeza) para luego, después de haber estado masticándolo para uno mismo, ponerme a despiezárselo a otro. ¿Qué porqué sé que lo diría? porque es la verdad, claro (no olviden que yo estaba allí y sé de lo que hablo).

Dice que si me aburre taanto que no lo haga...

Prima: pero es que me hace ilu hablar como si me estuviera comunicando, y no como un discurso-en-el-espejo-del-baño/pajote.

Sofía: Ays, pues tu verás chica, no sé, que a lo mejor es tu misión en esta vida... lo de los pajotes, digo. Y si no pues a las pruebas me remito, que mira que hay que ser bobita para buscar por esta vía potenciales interlocutores con la cantidad de contertulios hechos carne que podrías aprovechar... Nada nena, que tú lo que tienes que hacer es predicar al cuello de tu camisa, ea!

Prima: Joo, pero es que si no es con camisa blanca y paredes acolchadas no quiero, y si no voy a comunicar por los cuatro costados pues pa eso me meto en mi rincón especial "este mundo que mis sentidos embota..." y empiezo a comportarme de manera más ostensible como la pelusa de debajo de mi cama.

Sofía: ¡pesada! ¡que esto no es un talkshow, así que deja de hacerte la especialita!! ¡y haz el favor de cerrar la cremallera del bolso nena, que te van a robar!

Prima: ...slrp, slrp... jo choni, que me has dejado sin palabras ...slrp, slrp...

En este punto, servidora hacía una comparación un tanto escatológica seguida de una inspirada arenga a las masas, momento que aprovechó Sofía para una sigilosa retirada, lo que me lleva a sospechar que, quizá, ambas dos deban caer en el olvido.

Como dato final me gustaría dejar claro que este no ha sido otro de mis diálogos con famosos ausentes, esta vez ha sido real, con Sofi, una chica que aunque es un amor debería practicar más el lanzamiento de collejas al tocapelotas, que si no corre el riesgo de parecer vegetariana ¿oído?.