Frío
Bien, bien. Hoy me gustaría hablar del coleccionismo.
El otro día tuve un affaire con un groupie, aunque he de decir en su descargo que estaba muy drogado, que si no de qué se iba a ir con una gualtrapilla de mi calibre. El problema es que no encuentro un maldito descargo para mí ¿como coño caí con semejante mastuerzo?. Y eso que la respuesta es un rato fácil, lamentable, pero fácil de pelotas: soy coleccionista de frikis, y si ya tenía en mi haber elementos como los modernos electrónicos, los peceadictos-pajilleros-con-callo-emocional, "machos hispanos, hombres de los de antes",pavisosos con novia, fachas con polito (y sí, soy una depravada)... ahora he ido a engrosar mi lista con el prototipo de politoxicómano de neuronas fritas cuyo máximo exponente de capacidad de diálogo es "mmmññsmñsmsñmss... mogollón de buen rollo...mñsmñsmñsmsss... porque yo soy un tío auténtico..." lo que pasa es que me pareció muy pintoresco, no todos los días me meten de un tirón en el cuarto de baño de un bar con cara de malote de peli en plan "quepasaguapaquierespasarlobienaquítengounpocodecoca". Pues lo que yo digo, que me iba quedando demasiado mayor para no haberme visto protagonizando una comedia adolescente, aunque sólo sea quedándome en el nivel de chica que se esconde en el baño a fumar durante las reuniones familiares (incluso a veces digo tacos).
Que no oye, que no me lo creo ni yo, porque así dicho parece que obedece a un plan magistral, a algo al margen de mi sentido del humor que me lleva, por pura curiosidad científica, a hacer un minucioso estudio sobre EL TÓPICO: MUESTRAS Y EXCEPCIONES EN EL HOMBRE DE HOY, pero creo que no, porque si así fuera me tendría que haber provisto de muestras como “el ser encantador”, o incluso “ese que al margen de cualquier otro calificativo queda descartado porque huele raro”, al menos en aras de la ciencia.
Todo esto como consecuencia de una sola cosa: que soy tan sensible y delicada que no me queda otro remedio que guardar mi corazón en una cajita porque si no lo hiciera y alguien lo rozase se produciría una reacción en cadena que destruiría toda la Tierra, ¿qué digo la Tierra, toda la maldita Vía Láctea!. Así que mi única solución está en arrimarme al Sol que menos caliente (cosa, por otra parte, bastante frustrante, porque la desidia que me producen es tal que cualquier acercamiento se queda en amago, y ESTOY SOLA).
Entonces la única respuesta que me sale es un asquito: no soy coleccionista, sino coleccionable (pip). Hay que cambiarlo porque ser Doña Cínicaherida es un coniazo.
Pero por si no soy yo la coleccionable... ¿alguien quiere cambiar los repes conmigo? es que de los que ya tienen novia me salen de debajo de las piedras, y gustosa cambiaría algunos por algo exótico (ya sé que no es del todo justo, pero hay que tener en cuenta que daría varios a cambio de uno solo).
ANÍMATE Y ENTRA EN EL NEGOCIO DE LA CARNE.
Bien, bien. Hoy me gustaría hablar del coleccionismo.
El otro día tuve un affaire con un groupie, aunque he de decir en su descargo que estaba muy drogado, que si no de qué se iba a ir con una gualtrapilla de mi calibre. El problema es que no encuentro un maldito descargo para mí ¿como coño caí con semejante mastuerzo?. Y eso que la respuesta es un rato fácil, lamentable, pero fácil de pelotas: soy coleccionista de frikis, y si ya tenía en mi haber elementos como los modernos electrónicos, los peceadictos-pajilleros-con-callo-emocional, "machos hispanos, hombres de los de antes",pavisosos con novia, fachas con polito (y sí, soy una depravada)... ahora he ido a engrosar mi lista con el prototipo de politoxicómano de neuronas fritas cuyo máximo exponente de capacidad de diálogo es "mmmññsmñsmsñmss... mogollón de buen rollo...mñsmñsmñsmsss... porque yo soy un tío auténtico..." lo que pasa es que me pareció muy pintoresco, no todos los días me meten de un tirón en el cuarto de baño de un bar con cara de malote de peli en plan "quepasaguapaquierespasarlobienaquítengounpocodecoca". Pues lo que yo digo, que me iba quedando demasiado mayor para no haberme visto protagonizando una comedia adolescente, aunque sólo sea quedándome en el nivel de chica que se esconde en el baño a fumar durante las reuniones familiares (incluso a veces digo tacos).
Que no oye, que no me lo creo ni yo, porque así dicho parece que obedece a un plan magistral, a algo al margen de mi sentido del humor que me lleva, por pura curiosidad científica, a hacer un minucioso estudio sobre EL TÓPICO: MUESTRAS Y EXCEPCIONES EN EL HOMBRE DE HOY, pero creo que no, porque si así fuera me tendría que haber provisto de muestras como “el ser encantador”, o incluso “ese que al margen de cualquier otro calificativo queda descartado porque huele raro”, al menos en aras de la ciencia.
Todo esto como consecuencia de una sola cosa: que soy tan sensible y delicada que no me queda otro remedio que guardar mi corazón en una cajita porque si no lo hiciera y alguien lo rozase se produciría una reacción en cadena que destruiría toda la Tierra, ¿qué digo la Tierra, toda la maldita Vía Láctea!. Así que mi única solución está en arrimarme al Sol que menos caliente (cosa, por otra parte, bastante frustrante, porque la desidia que me producen es tal que cualquier acercamiento se queda en amago, y ESTOY SOLA).
Entonces la única respuesta que me sale es un asquito: no soy coleccionista, sino coleccionable (pip). Hay que cambiarlo porque ser Doña Cínicaherida es un coniazo.
Pero por si no soy yo la coleccionable... ¿alguien quiere cambiar los repes conmigo? es que de los que ya tienen novia me salen de debajo de las piedras, y gustosa cambiaría algunos por algo exótico (ya sé que no es del todo justo, pero hay que tener en cuenta que daría varios a cambio de uno solo).
ANÍMATE Y ENTRA EN EL NEGOCIO DE LA CARNE.